BY Iris Romero
BY IRIS ROMERO
(Versión original en Español abajo)
Honduras is a country in Central America with a population of aproximately nine million and a half people. Fifty two percent of us are women and girls. Even though we are the majority, it is one of the worst places in the world to be a woman.
The rights of women and girls have unfortunately been violated throughout the history of our country, forcing us to live unequal and vulnerable lives. However, after the coup d’état in 2009 (12 years ago) conservative government officials, supported by religious groups (which are usually one and the same) have made severe setbacks in the field of Sexual and Reproductive Health and Rights that directly threaten our lives, the lives of women and girls. They do this with complete disregard of the supposed “secularity” of the State. This has triggered the alarm of various feminist and human rights organizations at both national and international level.
Throughout the country, we face general challenges and deficiencies in the health system, mainly due to corruption. But the situation becomes much more dire when it comes to sexual and reproductive health. In Honduras, we have no comprehensive sexuality education, the government has not incorporated into the public educational curriculum the sexuality education guides that have been proposed multiple times before the National Congress. There is no access to contraceptive methods; in some cases health clinics and hospitals completely lack them, and in others they intentionally limit access, reaching extreme instances where health workers request a signed authorization from the partner of the woman who has decided to seek a contraceptive method.
Despite having very high rates of maternal deaths, infant births (16 births per week of girls between 10 and 14 years old), and being the country with the second highest reported number of rapes in Central America, there is no access to the Emergency Contraceptive Pill, not even as part of the protocol of care for victims and survivors. In 2012, the Honduran Supreme Court upheld a ban on emergency contraception; from this point forward selling, distributing or using emergency contraception was completely criminalized. In addition to these multiple challenges, since 1997, all abortions have been illegal in Honduras, including those needed to save the life of the pregnant person, woman or girl.
The criminalization of abortion is established in the Honduran Penal Code, which sets a penalty of 3 to 10 years in prison for those who seek the service and those who accompany the process. Nothwithstading these challenging circumstances, at the end of January 2021, the National Congress approved the prohibition of abortion through the Constitution. This action represents a violation of the country’s democracy since this action ignored any regards to the due legislative process and represents a direct attack against human rights.
Faced with this grim scenario, several women’s, human rights and feminist organizations have mobilized to show our repudiation and condemnation of the actions of Congress to legislate against the dignity and life of women, girls and people who can get pregnant. We are shouting: “this much hatred is unjust.” The complete denial of our rights should not be an issue set in stone.
“This much hatred is unjust. The complete denial of our rights should not be an issue set in stone.”
From our collective, we maintain that the secularity and democracy of the State must be respected. It is treason to usurp the power of the sovereign (the people). Legislation must be oriented to offer real solutions to public problems, not to satisfy the conservative agendas of those who misgovern us. The duty of the State is to safeguard the lives of women and girls, and for this to happen it must generate public policies that allow the full and informed enjoyment of our sexual and reproductive rights.
Honduras y la penalización (in)constitucional del aborto.
POR IRIS ROMERO
Honduras es un país centroamericano con una población de 9,385,764 personas, de las cuales el 52% son mujeres y niñas, aún siendo mayoría, es uno de los peores lugares del mundo para ser mujer.
Los derechos de las mujeres y niñas lamentablemente han sido violentados durante toda la historia, obligándolas a vivir vidas en desigualdad y vulnerabilidad. Sin embargo, tras el golpe de estado en el 2009 (hace 12 años) los gobiernos conservadores apoyados por grupos religiosos (que suelen ser lo mismo) y sin importarles la violación recurrente de la laicidad del Estado han dado retrocesos severos en materia de Salud Sexual y Reproductiva que atentan directamente contra la vida de las mujeres y niñas. Esto ha desatado la alarma de diversas organizaciones feministas y de derechos humanos a nivel nacional e internacional.
En el país, en general, existe una deficiencia en el Sistema de Salud debido a la corrupción, pero la situación se vuelve mucho más aguda cuando se trata de Salud Sexual y Reproductiva. En Honduras, no se cuenta con educación sexual integral, el gobierno no ha incorporado en la currícula educativa pública las guías de educación sexual que múltiples veces se han propuesto ante el Congreso Nacional. Tampoco existe un acceso libre a los métodos anticonceptivos, ya que los Centros de Salud y hospitales carecen de estos o limitan el acceso, llegando a casos extremos donde solicitan autorización de la pareja sentimental de la mujer que ha decidido acceder a un método de anticoncepción.
A pesar de tener índices altísimo en muertes maternas (3 muertes maternas al día), partos infantiles (16 partos semanales de niñas de 10 a 14 años), y ser el segundo país con el mayor grado de denuncias por violación sexual en Centro América, no se cuenta con acceso a la Píldora Anticonceptiva de Emergencia, ni siquiera en protocolo de atención a víctimas y no se cuenta con aborto legal, ni siquiera bajo causales.
La penalización del aborto se encuentra establecida en el Código Penal de Honduras donde se fija una pena de 3 a 10 años de cárcel a quien aborte y a quien acompañe el proceso, sin embargo a finales de enero, el Congreso Nacional aprobó la prohibición del aborto vía constitucional. Dicha acción representa una violación a la democracia del país puesto que existió una violación al debido proceso legislativo y representa un atentado contra los derechos humanos.
Ante este sombrío escenario diversas organizaciones de mujeres, derechos humanos y feministas nos hemos reorganizado para mostrar nuestro repudio y condena al accionar del Congreso de legislar contra la dignidad y la vida de las mujeres, niñas y cuerpos gestantes, gritando muy fuerte que no se vale tanto odio y que la negación de derechos no debe ser un artículo pétreo.
Desde nuestra colectividad, sostenemos que se debe respetar la laicidad y la democracia del Estado, es traición a la patria usurpar el poder del soberano (pueblo). Las legislaciones deben ser orientadas a ofrecer soluciones reales a problemas públicos, no a satisfacer los intereses conservadores de quienes nos mal gobiernan, el deber del Estado es salvaguardar la vida de las mujeres y niñas y para ésto debe generar políticas públicas que les permitan el goce pleno e informado de sus derechos sexuales y reproductivos.
#BloquearDerechosNoEsDemocrácia
#NoSeValeTantoOdio