¿Cinco provocaciones o 5 verdades sobre el crush tóxico de los movimientos feministas y los donantes?

April 28, 2024

28 Apr, 2024

BY Pamela Martin Garcia

Photo credit: Becca Clason
  1. INTERMEDIARIOS. El financiamiento para la defensa y la promoción de los derechos sexuales y derechos reproductivos es escaso, en especial para les activistas que trabajan sobre el enfoque de justicia, además las estrategias de financiamiento horizontales casi no existen. Construir alianzas es crucial y eso hacemos diferentes organizaciones, grupos y colectivas sobre ciertos temas, pero la mayoría de las veces los donantes entregan el financiamiento a las organizaciones grandes y no tratan directamente con las más pequeñas o sin estructuras legales y ahí estas últimas pueden perder autonomía y recibir mucho menos dinero por hacer el trabajo que desarrollan.
  2. CÓMO SI FUERAMOS UNA MULTINACIONAL. Los donantes o la cooperación solicitan reportes ilógicos de decenas de páginas y análisis. La gran mayoría de las organizaciones, grupos o colectivas no cuentan con esa capacidad operativa, menos la de jóvenes. Les activistas, además, tenemos varios trabajos para sobrevivir, solo unas pocas viven de su activismo. 
  3. PRIVILEGIOS. Es crucial que todos los actores involucrades en el financiamiento reconozcamos los privilegios que imperan de un solo lado de la moneda, por ende, es urgente redefinir los roles. No podemos cargar todos con el mismo nivel de trabajo, no es justo ni posible. 
  4. COLONIZACIÓN. Qué difícil es que escuchen los donantes. Suelen ofrecer paquetes cerrados de apoyos financieros para líneas de trabajo que no son las más relevantes para la organización ni para el territorio que habitamos. Sin embargo, solemos aceptar esos enlatados como vienen para sobrevivir, porque estamos inmersas en dificultades financieras. Entonces, hacemos eso que nos dice un donante desde su oficina en el norte y, además, realizamos malabares para estirar ese dinero para hacer lo que realmente queremos y necesita nuestra comunidad. Quienes trabajamos desde un enfoque de justicia necesitamos abordar nuestro trabajo de manera integral y no en silos. 
  5. MIGAJAS. Con USD500 hay que hacer dos monitoreos, un reporte, dos talleres… ¡En qué mundo viven! Claro, total nosotres somos una marea y cómo sea nos arreglamos para llegar al objetivo. Pues, no, porque así se precariza nuestro trabajo y se pone en riesgo nuestra salud, nuestras vidas. 

Qué poco hablamos de educación financiera. Además de Educación Sexual Integral –ESI-, o incluso en el currículo de esta, debería haber educación financiera desde la infancia. Aprender y aprehender el sentido del dinero, el esfuerzo y las relaciones de poder en las transacciones. Quizás esto ayude un poco a pararnos mejor frente a relaciones toxicas financieras (y de las otras, también). 

Está claro que las relaciones de poder en estos vínculos están desbalanceadas. Repensar los apoyos y la cooperación financiera implica poner de todes, en especial una escucha activa desde quienes tienen el dinero. Algunos intentos hemos tenido, algunas mejoras podemos vislumbrar. No alcanzan. Merecemos hacer match con donantes respetuosos y dignos para con los movimientos feministas y su arduo trabajo. 

Queremos un financiamiento que tenga presente los desafíos de hoy, y que hacen parte de la descendencia de desigualdades del ayer y que no pueden persistir en el futuro próximo, me refiero a perspectivas racistas, machistas, colonialistas, extractivistas y capitalistas. Queremos un financiamiento que sea capaz de comprender las necesidades, pero también los deseos, de los movimientos feministas que trabajamos por una justicia sexual y reproductiva para todas las personas. Queremos un financiamiento sentado junto a nosotres en la mesa, por supuesto reconociendo los poderes de ambos: el de quienes tienen el dinero y el de quienes tenemos el poder de cambiarlo todo, con o sin ese dinero.

5 bitter truths about the toxic crush between feminist movements and donors

1. INTERMEDIARIES. Financing for the defense and promotion of sexual and reproductive rights is limited and horizontal financing strategies almost do not exist. Building alliances is crucial and that is what different organizations do on certain issues, but most of the time donors give funding to big organizations and do not deal directly with smaller ones and these can lose autonomy and money.

2. AS IF WE WERE A TRANSNATIONAL ENTERPRISE. Donors request illogical reports of dozens of pages and analyses. The vast majority of organizations, groups, or collectives do not have this operational capacity, much less that of young people. Activists also have several jobs to survive, only a few make a living from their activism.

3. PRIVILEGES. All actors involved in financing must recognize the privileges that prevail on only one side of the coin, therefore, it is urgent to redefine the roles. We cannot all carry the same level of work; it is neither fair nor possible.

4. COLONIZATION. How difficult it is for donors to listen. They usually offer packages of financial support for lines of work that are not the most relevant for the organization or for the territory we live. However, we tend to accept these canned goods as they come to survive because we are immersed in financial difficulties. So, we do what a donor tells us from his office in the north, and, in addition, we juggle to stretch that money to do what we want and what our community needs.

5. CRUMBLES. With USD500 you have to do two monitoring, one report, two workshops… What a world they live in! Of course, we are a tide and we somehow manage to reach our goal. Well, no, because this makes our work precarious and puts our health and our lives at risk.

We do not talk about financial education enough. In addition to Comprehensive Sexual Education –CSE-, or even in its curriculum, there should be financial education from childhood. Learn and understand the meaning of money, effort, and power relationships in transactions. Perhaps this will help a little to stand up better in the face of toxic financial relationships (and others, too).

The power relations in these relationships are unbalanced. Rethinking support and financial cooperation implies putting in everything, especially active listening from those who have the power of money. We have had some attempts; some improvements we can glimpse. Not enough. We deserve to match with donors who are respectful and worthy of feminist movements and their hard work.

We want financing mechanisms that take into account today’s challenges, and that are part of the offspring of yesterday’s inequalities and that cannot persist in the near future. I am referring to racist, sexist, colonialist, extractivist and capitalist perspectives. We want financing structures that are capable of understanding the needs, but also the desires of the feminist movements that work for sexual and reproductive justice for all people. We want financing mechanisms were we can be seated in the same table, of course recognizing the powers of both sides: those who have the money and those of us who have the power to change everything, with or without that money.